Olor a Verano
El otro día haciendo la compra, sentí un impulso súbito de meter un objeto en el carrito (además de las cuatro botellas de Lambrusco). Agarré el estuche metálico y cilíndrico, azul con letras blancas, lo deposité con el resto de mercancía y continué con mi viaje por los distintos pasillos del supermercado. Llegué a casa y abrí el bote. Retiré el papel de aluminio que lo cubría y la crema blanca despidió su aroma característico. "Huele a... huele a... a...". Mientras la extendía por mis brazos dí con la respuesta. Salí corriendo de la habitación para buscar a mi madre y en cuanto la encontré le planté mi antebrazo ante las narices y la insté a olerme. - ¿A qué huele, mamá? Me miró como siempre con excepticismo, casi a punto de pronunciar lo de siempre ("estás loca"). Pero de pronto sus ojos se abrieron desmesuradamente. Lo reconocía, pero su lengua patinaba entre sus labios. No sabía qué era exactamente. - ¿No te huele a Verano? ¡¡¡Sí!!! De niños, al volver de la pla...