Confesionario Digital 5.0

No hay ni ángeles ni demonios aquí. Hay gente que hace lo que puede, hay gente que se aprovecha de la situación. Y hay jueces, miles de millones de jueces. O al menos se creen con derecho de juzgar lo que ocurre... Odio la sensación de que intenten engañarme. Esa sensación me ha llevado en la vida a vivir en un halo de desconfianza extrema que hace que no me crea nada de lo que veo por Internet. Los artículos mienten. Las imágenes mienten. Las personas mienten. Quizás House tenía razón... "Todo el mundo miente".  Pero luego en mi vida personal soy una crédula. Mi chica siempre me acusa de confiar de más. Hoy esa ha sido la conversación con un grupo de gente nueva en mi vida... Yo confío. Cuando me fallan, ya retiraré la confianza. ¿Qué consigo con eso? Dolor, por supuesto. Pero también la certeza de que jamás pagarán justos por pecadores. Nunca por alguien que me haya mentido desconfiaré de la siguiente persona que conozca. Y eso, a pesar de las cosas

No sé contar. Es curioso si tienes en cuenta que últimamente me estoy dedicando a hacer una cuenta atrás. Hemos dejado tantas cosas congeladas estos días...  Nunca pensé que nos tocaría vivir algo así, pero aquí estamos. Me pregunto qué más necesita el ser humano para darse cuenta de todas las equivocaciones que está cometiendo. Tantas como cada individuo, ¿no? Hoy ha sido un día curioso, intenso... De estos en los que se cumplen sueños y se mascan bocados agridulces. Curiosos al menos. Cumplir los sueños de otros, es incluso más satisfactorio que cumplir los propios. Aunque sólo seas una pieza más del engranaje que hace girar la máquina... A la imagen de hoy me remito... Últimamente, mi vena artística se está descontrolando. Dibujo (a mi manera), escribo, araño palabras y trazos... Pero más desde la perspectiva de una creadora de churros más que de arte. Rápido, mucho, fácil... Más que bien. Siempre me ha venido como anillo al dedo la frase de que "aprendiz de mucho, maes

En fin, ya ha quedado claro que la constancia no es lo mío... El caso es que escribir estoy escribiendo. Pero a mano, en una libreta. Y lo hago porque la inspiración viene cuando le da la gana y no se puede dejar escapar. Así que de ahí viene la descarga a través de la libreta, de la pluma y el papel... Y como siempre tengo ese ansia de compartir, de hacer a los demás parte de lo que soy y de lo que hago. He descubierto un nuevo medio que no me disgusta. Se llama wattpad y es lo que antes conocíamos como páginas, foros o similar de los fanfics de la antigua época... El caso es que la ficción, siempre tira más que la realidad. Por probar... Aquí está la ruta: https://www.wattpad.com/Any_RC Compartid conmigo y disfrutadlo.

Fíjate. Me propongo iniciar el diario de la cuarentena y casi se me escapa el segundo día. Supongo que en estos momentos la cabeza no se mantiene donde tiene que estar. Hoy ha sido un día extraño. Ha tenido cosas muy buenas, como el inicio de una nueva historia con un té al sol en la terraza. Ha tenido cosas malas, como la noticia de que alguien se ha ido. Y en la boca un sabor agrio empieza a apoderarse del sentido del gusto. Y no es el vaper. Es a estas horas, cuando sé que debería irme a dormir y me cuesta horrores hacerlo, cuando me doy cuenta de que la vida se nos ha dado un vuelco aunque a veces parezca que todo sigue igual. Es a estas horas cuando se hace el silencio. No poder dejar el teléfono en otro momento porque tienes que tenerlo cerca es psicológicamente agotador. Pero entonces los grupos se calman, los memes desaparecen, la gente duerme o se enfrasca en el visionado interminable de vídeos de gatitos... Perdón, del coronavirus en YouTube... Y a ti sólo te llega es

Me cuesta respirar. No, no literalmente, no tengo el virus. Pero me angustia la saturación de imágenes, de vídeos, de memes, de frases, de historias, de aplausos, de encierro... Me satura la situación. Cuidado, no el hecho de tener que estar encerrada en casa o de no saber qué hacer... Es más, me faltan horas al día para hacer todo lo que me gustaría. Lo que duele son las muertes, aunque sean desconocidas. Las bajas, los compañeros con miedo y rabia, las críticas destructivas, las bromas... Sólo llevamos 8 días recluidos y hay gente perdiendo la razón. Podría hacer la comparativa con la gente que se escondía tras la guerra civil, los topos comunistas que vivían confinados en cuartuchos inhumanos. O en el holocausto, cuando los judíos se escondían en huecos de la pared... Pero es absurdo comparar. No tiene ni punto de comparación. A veces preferiría estar en la calle, al pie del cañón, y no como retén, trabajando desde casa, en contenidos absurdos a los que ahora no les encuentr