DIA 10 ESTADO DE ALARMA



Fíjate. Me propongo iniciar el diario de la cuarentena y casi se me escapa el segundo día. Supongo que en estos momentos la cabeza no se mantiene donde tiene que estar.

Hoy ha sido un día extraño. Ha tenido cosas muy buenas, como el inicio de una nueva historia con un té al sol en la terraza. Ha tenido cosas malas, como la noticia de que alguien se ha ido. Y en la boca un sabor agrio empieza a apoderarse del sentido del gusto. Y no es el vaper.

Es a estas horas, cuando sé que debería irme a dormir y me cuesta horrores hacerlo, cuando me doy cuenta de que la vida se nos ha dado un vuelco aunque a veces parezca que todo sigue igual. Es a estas horas cuando se hace el silencio. No poder dejar el teléfono en otro momento porque tienes que tenerlo cerca es psicológicamente agotador. Pero entonces los grupos se calman, los memes desaparecen, la gente duerme o se enfrasca en el visionado interminable de vídeos de gatitos... Perdón, del coronavirus en YouTube... Y a ti sólo te llega eso, el silencio.

Así que te agarras a YouTube también. Y no duermes lo que deberías. Y vives como una semana normal, durmiendo apenas cinco horas al día hasta que llega el fin de semana, cuando duermes seis o siete. Apenas recuerdo lo que era tirarse doce horas en la cama sin tener la urgencia de salir a la vida. Supongo que eso es crecer, sentir que necesitas aprovechar al máximo el tiempo. Eso ahora es casi una compulsión. Cuando la muerte llama a las puertas, es prácticamente un deber.

En fin, buenas noches a quienes aguanten todavía en pie. Yo intentaré coger por fin la posición horizontal.

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