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Mostrando entradas de agosto, 2009

Soñando que te sueño

Cierro los ojos con tu calor sobre mi pecho. Has dejado la mano justo allí encima. Pero cuando vuelvo a abrirlos, ya no estás. ¿Te has ido? ¿O quizás me engaño y nunca has estado? Me levanto pensando en ti, para variar. Suspiro y miro alrededor. ¿Dónde estoy? Las telas de la tienda de campaña me confunden. Tardo algunos minutos en asimilar que de nuevo he regresado al campamento militar, que estoy dentro de mi tienda, que debo levantarme y ensillar a Turnedo para seguir cabalgando con mi ejército hacia tu territorio, hacia tu castillo ambulante. Consigo despejarme ligeramente al empapar mi cara. Suspiro de nuevo. No puedo dejar de pensarte, no puedo dejar de recordar esos sueños en que te tengo, en que apoyas tu mano sobre mi piel y la deslizas dibujando una caricia. Un escalofrío me recorre el cuerpo entero. Pensarte siempre me provoca esas sensaciones. Cierro los ojos y te pienso un instante más, libre de todo lo que no seas tú. Pero el ruido del campamento me devuelve a la realidad.

Algo menos que temer...

Llegar al punto de que te tiemblen las manos... No es fácil. O sí... En mi caso hizo falta una bronca entre monitores y examinadores, un compañero suspenso y tiempo... Toda la mañana de hecho. Cuando subí al coche, lo hice con auténtico pánico. Me temblaban las manos. Había tenido suerte y las amenazas de lluvia o niebla se habían disipado. Sólo quedaba la carretera, la moto y yo. Y, por supuesto, la examinadora... Fui la segunda de la tercera ronda en subirme a la moto. Apróximadamente las 12 del mediodía. Me temblaba hasta la voz al responderle a la examinadora que sí, que estaba lista y que recordaba todo lo que le había dicho antes a mi compañero. Así que arriba, colocar los espejos, encender motor y adelante. Primera en la frente. - Haga el favor de levantar el chisme, que se le ha quedado. ¿Chisme? Mierda... Intuí que podía ser el pie de la moto. Miré... Pegué un taconazo y lo solucioné. ¿Eso es falta? No lo sabía... Más me valía continuar bien. Cogí la primera rotonda con la cer

Día completo

Comencé el día con una rabia de estas que parece que harán estallar tu pecho en miles de pedacitos, como daños colaterales de una guerra fratricida. Mi corazón contra mi cuerpo. Y lo peor, que mi cabeza no se enteraba de nada... ¿Por qué? ¿De dónde viene toda esta rabia? Al parecer algo se desató... Y los dientes rechinaron durante la mitad del día, toda la mañana, intentando sonreír para no tener que explicar más de lo necesario. Luego, en el gimnasio, agotar los músculos hasta que no daban más de sí. Cargar todo el peso posible, hacer el número máximo de repeticiones, comenzar el día corriendo dos kilómetros en cuesta, acabarlo en bici... ¿Resultado? La rabia se difuminó por completo. Llegué a casa tan dolorida que apenas notaba las gotas de lluvia resbalando por mi cuero cabelludo. Porque sí, llueve de nuevo. Tras un fin de semana de playa, tras quemarse el culo al sol... llueve. Esto es Santiago, señoras y señores. Gracias a los ángeles del firmamento (o mejor dicho a mi hermano, q

Lluvia

orballo babuña llovizna zarzallo chuvisca poalla sirimiri babuxa calabobos LLUVIA Comenzó siendo niebla baja, pero a lo largo del día, mientras se iba retirando, la lluvia tomó su lugar. Llevando las sandalias, los piratas y con una camiseta sin mangas, era normal que me empapase. Sin embargo, a medida que las pequeñas gotas iban resbalando por mis brazos desnudos, por mi pelo recogido, por mi cara... Mis labios se curvaron en una sonrisa. ¿En qué pensaba? Sí... En ti... Pensaba en el agua resbalando por tu pelo, por tu rostro, por tus labios... Me encantaría besarte entonces... Recoger con mi boca la humedad de la tuya, mientras la lluvia sigue cayendo sobre nosotras, incansable. Siempre me ha encantado. Creo que gracias a eso no me volví loca en esta ciudad donde llueve una media de 300 días al año. Admito que cuando me fui a Coruña me acostumbré a otro clima más amable. Y regresar no fue tan fácil como pensaba... Pero seguirá encantándome aunque últimamente me deprimiese tanto. Adem

El regreso de mi chico Turnedo

Entro en el coche y él arranca. Sonrío con la primera frase que me dirige... (en gallego, por supuesto, pero por deferencia al idioma que utilizo haré la pertinente traducción). - Llevo casi un mes sin tocar el coche, así que mientras decides dónde cenamos nos damos una vuelta. Pone la música. Una nueva lista de reproducción. Lo consigue finalmente, tras varios puteos de la radio del coche, como siempre. Entonces sonríe y da un par de golpecitos al estéreo. - Mantiene el ritmo hasta la quinta canción. Luego es imposible mantenerse ahí mucho tiempo. Saco el brazo por la ventanilla y dejo que lo acaricie el aire... Cierro los ojos por momentos. La música es intensa... La primera canción pone muy alto el listón, pero la segunda está a la altura... - Por ahora funciona. - Sí... Funciona... Anochece mientras nos paseamos haciendo chirriar las ruedas en las rotondas. - El otro día hubo una lluvia de estrellas y me tumbé en el alfeizar de la ventana para verlas. Y de pronto escuché los chirri

Suerte

Imagen
Mientras tomábamos la merienda en el campo, uno de los niños encontró un trébol de cuatro hojas. Luego otro... Y en la última clase, con los medianos, una le regaló un tercer trébol a una amiga. Sonreí. - ¡Guárdalo que trae suerte! Llegué a casa agotada. De hecho ahora mismo abro la boca en bostezos inmensos, con ganas de dejarme caer sobre el sofá, sobre la cama, o cualquier superficie blanda y dejarme arrastrar al mundo de los sueños. Quizás tenga suerte y me lleve hasta ti. Pero no, tengo cosas que hacer... Y no puedo dormirme ni metafórica ni literalmente... Así que a resistir. Salí a pasear al perro, por la zona donde siempre encuentro cientos y cientos de tréboles. Y allí estaba, saludándome... Me agaché y lo sustuve entre mis manos. Pero antes de arrancarlo, sonreí, lo solté, me levanté, saqué el móvil del bolsillo y... Y tras hacer esta foto continué andando, dejándolo atrás. ¿Por qué? Lo único que podía pensar con la sonrisa grabada en el rostro mientras caminaba dejando que P

Llorera

No importa que sepas de antemano cómo acabarán las cosas. Cuando ocurra, no podrás evitar las emociones, los sentimientos, las lágrimas... ¡Oh, mierda! Qué tremendista soy, ¿verdad? Llevo como hora y media llorando. Aproximadamente lo que dura el último capítulo de "Los hombres de Paco". Sí, lo sé, lo sé... No es como para admitirlo, que una tiene una reputación... Pero en fin, nunca me arrepiento de admitir que he llorado. Además opino que cuando más guapa está una mujer es cuando llora... O al menos yo, será que mi cabecita para que me calme, me hace verme más guapa cuando me miro al espejo con las lágrimas resbalando por mis mejillas, la nariz congestionada y las mejillas coloradas. Lunática me había desvelado el final en uno de sus posts. Y me ocurrió como con Titánic. Me pasé el último capítulo esperando la muerte. Pero cuando llegó... Las lágrimas empezaron a rodar cuesta abajo, los sollozos se escaparon de mi pecho... Y ala... Llorera va... Mierda... ¿Por qué coño teng