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Mostrando entradas de julio, 2010

Volvería a hacerlo mañana mismo...

Llámame masoquista... Pero volvería a hacerlo. Conduciría las horas que fuesen necesarias, sólo por estar unos días contigo... Pese a nuestras diferencias, pese a lo que a veces nos separa (si es que no lo intenta todo...), pese a lo que pese, no puedo evitar sentir lo que siento cuando estoy contigo, cuando pienso en ti... Quizás poca gente lo entienda, es probable que ni siquiera tú... Puede que tampoco yo... Pero bueno... Como siempre, la técnica del paso a paso es la más adecuada. Aunque contigo siempre me apetezca hacer carrera de fondo... Y ayer... Tras cinco años un rencuentro que siempre resulta más cálido de lo que esperaba. Porque alguna gente está ahí siempre. Pase el tiempo que pase, siempre están dispuestas a entenderte, a darte los mimos que te hagan falta, confiar en ti y escuchar cualquier consejo que quieras darles. Gracias, niñas, sois geniales... Llevo todo el día encontrándote en la música... Pero no conseguía decidirme por una canción, así que pongo una que conocí

Paga la buena fortuna

De niña, mi madre me contaba sobre las gitanas de Écija. Caminabas por la calle y te ponían en la mano una ramita de romero. Y si no les pagabas, te maldecían. Quizás por eso hoy cuando me vi con la ramita de romero en la cara no me negué en rotundo a cogerla. Y ahí empezó el problema que nos costó a mi madre y a mí 30€ (y no fue más porque pasó lo que pasó). Sólo la voluntad. La voluntad fue que mientras sacaba unas monedas sueltas de mi cartera, enganchó a mi madre por banda y la obligó (literalmente, la empujó hacia una pared del callejón y le tomó la mano) a dejar que le leyese la "buena fortuna". Claro que luego hay que pagarlo. Pero mi madre sólo tenía encima 5€. Pero daba igual, ella nos acompañaba al cajero, nos esperaba, no pasaba nada... El caso es que teníamos que darle 20€. Al final, como la tía no cejaba en su empeño y mi madre empezaba a asustarse, cedí, abrí mi cartera y saqué los 15€ restantes. Pero fue un error, porque la mujer vio que me quedaban justo 20€.

Ella siempre gana

Con ella es imposible ganar. A veces estás a punto de lograrlo, pero no importa. Siempre ocurre algo que hace que te adelante y llegue a la meta antes que tú. Y cuando no son las causas externas, es ella misma la que se niega a perder... Poco a poco, momento a momento, va cambiando las normas para que la favorezcan. No entiende que por mucho que las cambie, me es más fácil seguirlas a mí que a ella... Así que lo sigue intentando. Siempre que le gano un punto, lo anula por una nueva norma que acaba incumpliendo para que yo vuelva a ganar. Y así una y otra vez. No le gusta perder. La gente me mira y sonríe. Le da a la cabeza y dice: "¿Cómo puedes tener tanta paciencia?". Yo les sonrío y dejo que ella tire de mi mano, me pongo en pie y me voy a jugar con ella hasta que se cansa. Me hace perder, me hace querer rendirme, me hace saltar vallas de dos metros de altura... Me lo pone muy, muy difícil. Pero antes de irme, le digo que me dé un abrazo y sale corriendo hacia mí, se lanza

El Laberinto

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Cuentan las leyendas que nadie que se hubiese adentrado en El Laberinto ha vuelto para contarlo. ¿Se perdieron en su interior? ¿Lo atravesaron y las maravillas del otro lado les instaron a quedarse? ¿O quizás lo han conseguido pero con tanto esfuerzo que no se arriesgaron a hacer el camino a la inversa? En los pueblos cercanos, lugares que han perdido a sus jóvenes guerreros tras las salvajes zarzas, se dice que nadie ha logrado llegar hasta el final. "Los cadáveres pueblan cada esquina de ese maldito laberinto, pero ningún cadáver puebla las tierras que se ocultan tras de él" dice algún viejo mientras escupe al suelo. Luego la mira y le clava esos ojos antiguos como el tiempo, profundos como el mar, sabios como el mismo demonio. Masculla una maldición y le replica: "Estás loca". Por la noche, mientras el viento acaricia su pelo y ella contempla la entrada del laberinto, una voz cascada y dura, muy similar a la del viejo, le llega a los oídos: "¿Qué tienes tú d