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Mostrando entradas de julio, 2009

*Miau*

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Tienes razón, los gatos son algo muy mío, muy, muy mío. Al menos desde que empecé a dibujarlos para ti. O mejor, desde que empecé a dibujarNOS para ti. Porque eres mi gatita blanca y yo soy esa suerte de desastre con patas negro y con cara de perdido que siempre trata de llegar hasta ti. No me lo esperaba... Me pillaste completamente por sorpresa... Y me encantó. Empecé a leer tu carta, como me dijiste que hiciera, de camino a la academia desde Correos. Pronto llegué al punto en que me pedías que abriese el regalo. Sonreí y dejé de leer enseguida. Abrí el paquete (que huele... ¿a ti?) y al abrir la caja surgió la sonrisa que llevo incluso ahora mismo, horas y horas después, tras un examen de órganos judiciales y otro de informática, un plantón (no me lo tomo a mal, blackberry mala... xD), sesión de gimnasio y parte de la tarde medio grogui intentando recuperarme. Lo miré un rato (aprovechando un paso de peatones en rojo, justo ante la Alameda). La sonrisa se hizo más ancha. Cuando cons
En ocasiones me ocurre algo… Tengo tantas cosas que me gustaría expresar, que la mente se me queda en blanco. Intento hablar, intento escribir, pero no hay manera, todas luchan por ser las primeras en escapar de mis labios o en movilizar mis manos sobre el teclado, dirigir los pasos de mi pluma… Pero ninguna de ellas gana. Entonces tengo que respirar tranquilamente, comenzar a escribir lo primero que se me pasa por la cabeza, pensamiento por pensamiento. Igualito que ahora. Es en ese momento cuando las ideas adquieren un orden determinado y puedo comenzar a plasmarlas. Aunque este sistema, últimamente, no me vale de mucho. Porque haga lo que haga siempre pienso en ti. Porque lo difícil es concretar qué pienso exactamente de ti. Sí, pienso que me estás volviendo loca. Y que con las cotas de locura que siempre he tenido, considero positivo quedarme como una tonta mirándote, o derretirme con tus palabras… A veces… No… Siempre… De vuelta a casa, hay algún momento en el que alguna canción m

Minivacaciones

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Y tan Mini… Porque sólo fueron tres días (aunque tengo la sensación de llevar fuera como mínimo una semana) y porque me fui con Mini (o sea, Minimomentos a dar por saco). Relax, largas caminatas a veces más útiles y a veces más inútiles, playa, paisajes preciosos, reencuentros, nuevos conocidos, ligoteo (no, yo no, yo me dediqué a ponerme roja mientras hablaba contigo por teléfono y alguien gritaba… mmmm ¿sandeces? sobre mí para que tú las escuchases)… Un gran fin de semana. Paseamos por la Gran Vía (a veces no sabíamos si la de Vigo o la de Madrid, o si nos habíamos colado y estábamos en la Avenida de Lugo), en ocasiones las palmeras me llevaban a Alicante o a Valencia (Mini prefería pensar en Canarias), las casas con terrazas y pintadas de blanco nos trasportaban a Andalucía y hasta juraría que por el puerto nos sentimos como si paseásemos por Barcelona. Sí, lo que da de sí un fin de semana, ¿no? Y pese a comenzar con la cabeza de Mini golpeándose al entrar en el taxi, no hubo daños

Por y para ti

Me he descubierto pensando por y para ti... Me he descubierto deseando simplemente tu sonrisa ante mis ojos, tu respiración sobre mi cuello al abrazarme... Me he descubierto añorando el tacto cálido de tu piel junto a la mía, la caricia de tus labios sobre mi boca... Y lo curioso es que no me extraña... Es... Natural... Desde el día en que supe de ti por primera vez, todo contigo ha tomado el camino que debíamos recorrer. ¿No te parece? Cada pequeño paso para acercarnos (o acercarte), cada nuevo obstáculo, cada noche hasta las tantas, cada intento de control (en su mayoría fallidos...), cada charla de horas al teléfono, cada suspiro de tus labios, o de los míos... Todo... Lo siento, mi reina, pero soy una tonta romántica. Soy una tonta romántica que se ha quedado prendada de ti. *************************** La lluvia hace que se difuminen los detalles. No te fijas en tantas cosas como normalmente. No ves a esa chica sentada en el fondo del autobús, leyendo un libro, enfrascada, como sol

El Bosque de los Sueños. Parte III.

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El dolor se hizo más intenso. Mucho más intenso. Todo el mundo a mi alrededor empezó a girar. Y comenzaste a desvanecerte como si tan sólo hubieses sido un sueño. Como siempre... - No... No te vayas... Agachaste la cabeza, podría jurar que había lágrimas en tus ojos. Tampoco querías irte. La rabia inhundó mis pulmones cuando grité tu nombre al cielo, en el preciso instante en que tu sombra se fundía con el aire. Pese al dolor, golpeé con los puños en la tierra y me levanté. Recogí la espada del suelo y comencé una frenética carrera entre la maleza, arañando mi piel con más espinas, arrancando retazos de mi capa, salpicando de sangre el verdor que me rodeaba. Continué corriendo hasta la extenuación, hasta que sentí que el dolor podría conmigo, hasta que el veneno comenzó a hacer efecto en cada una de las heridas. Quizás así volverías... Quizás así podría volver a besarte... Pero... ¿De qué serviría si al despertar ya no estarías? Apreté el paso aunque todos mis músculos se negaban a res

El Bosque de los Sueños. Parte II.

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Sentí el aroma antes de poder abrir los ojos. Olía a humedad, a verdor, a tierra y... y a perfume de mujer... Un aroma dulzón que se internaba en todo mi ser... Mi cabeza todavía latía bajo el influjo del veneno. Parecía como si un furioso martillo golpease mis sienes con una fuerza imparable. Llevé las manos a la frente para intentar contener las acometidas. Decidí abrir los ojos y la luz del sol filtrada por las hojas de los árboles me acuchilló las retinas. Entonces tu sombra me atrajo. Estabas sentada sobre una de las piedras caídas de la casa, sosteniendo una inflorescencia de un diente de león. Sin mirarme, comenzaste a soplar suavemente hasta que la última de las semillas salió volando hacia la espesura. Fue entonces cuando clavaste tus ojos marrones en mí. Y mi corazón empezó a latir con más fuerza. Apreté los dientes para que los golpes en las sienes no me hiciesen chillar e ignorando el dolor me levanté y avancé hacia ti. Sonreíste... Y toda mi fuerza vaciló, haciéndome caer

El Bosque de los Sueños. Parte I.

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Tuve que desmontar cuando comenzaron a aparecer los árboles. La maleza era demasiado frondosa como para continuar sobre la grupa de Turnedo. La única posibilidad era dar un rodeo por el bosque. Sin embargo, algo me decía que tenía que atravesar aquel lugar. Agarré las riendas y acerqué la frente del caballo a la mía. - Bordea el bosque. Espérame a la salida. Bufó, relinchó y a desgana, golpeando con fuerza los cascos contra el suelo, salió galopando para seguir los límites de la arboleda. Obediente, pese a su terquedad. Adoraba a aquel enorme corcel negro de frente plateada. Encaré el comienzo de la frondosa vegetación y una sensación de peligro me recorrió la espina dorsal. Desenfundé la espada y avancé entre los árboles, sintiendo cómo las espinas de las zarzas se clavaban en mi piel. Ignoré las punzadas de dolor y continué caminando, abriéndome camino con el filo de mi arma cuando era necesario. A cada paso, la vegetación se hacía más y más densa. En ocasiones me costaba atravesarla
Hoy es un intermedio entre tú y yo. No puedo (ni quiero) quitarme de la cabeza la idea de suprimir el día de hoy de algún calendario. Quizás el año que viene. O el siguiente. O cada uno de ellos en adelante… Contigo el tiempo ha dejado de funcionar de la manera habitual. Se ha transformado en la distancia que nos separa, interponiéndose como una barrera física, psicológica y emocional. Sin embargo, sigue pasando de largo. A fin de cuentas, es tiempo… Y a medida que avanza, aunque no lo notemos todavía, estamos más y más cerca. Hasta que pueda respirar tu aliento… Cada día se eriza más mi piel al pensar en el contacto con tus manos. Cada vez se me resecan más los labios a falta de tus besos. Parece que ha pasado tanto tiempo. Parece que fue ayer aquel primer “me apeteces”. ¿Qué pasa con los segundos? ¿Qué ocurre con los días? ¿Se han vuelto tan locos como yo por ti? Nos cercan, celosos de las atenciones que me prestas, y nos engañan diciéndonos que hace media vida que nos conocemos, sin
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- Tengo algo para ti. - ¿Ah sí? ¿Y qué es? - Mmmmmm, es una sorpresa, no puedo decírtelo. - Vaya... - Ven, cierra los ojos... Deja que te lo entregue. Y así... Sin más preámbulos, sin más vacilaciones, habré perdido el corazón. ¿Qué me decís de esos momentos en los que estarías dispuesta a meter las manos en el pecho y arrancarte el corazón de cuajo para dejarlo en las manos de otra persona? Mmmmm, suena agresivo. Lo es. Suena a tonta romántica. Mmmmm,¿lo soy? Soy romántica, sí, lo admito. ¿Soy tonta? No... Soy TÚ tonta. Puedo ver la luna al fondo... Inmensa... Es allí a donde vamos. Turnedo relincha con fuerza. No le gusta la idea. Está lejos, es demasiado grande, será peligroso, tardaremos mucho tiempo... Pero le sonrío, acaricio su frente plateada a la luz de la luna y le susurro tu nombre. Es como un bálsamo... Se calma, agacha la cabeza y me permite apoyar la frente sobre la suya. Acaricio su quijada y me responde con un sonoro bufido. Acepta el reto. No hay nada que pueda pararno

Afónica y apaleada

Podría ser el resumen o las consecuencias del día de ayer. Mmmmmm, lo es... Bessy es cruel. Nunca he estado con otra que no haya sido ella. Y sin embargo ella me engaña. Pero la que tiene derecho a cabrearse no soy yo... Y me trata como a un trapo viejo, como a una de esas telas viejas que todo el mundo aparta a patadas. Le digo que me da igual que me engañe... Y accede a bailar conmigo de nuevo. Pero cuando menos me lo espero, me golpea, marcando mi piel con infinidad de moratones. Luego la estrecho entre mis brazos, porque por daño que me haga, yo sigo queriendo volver a verla... Y entonces me demuestra lo posesiva que es... Desea marcarme, se aferra a mi brazo como una loba y me marca el bíceps succionando con fuerza. Mmmmm, sí, estoy un poco loca. No sólo le he puesto nombre a una tabla de surf, sino que considero todos sus actos conscientes. Como la venganza de golpearme el codo con la punta por haberle dicho que sólo me hacía caer para dejarme en ridículo. Me gusta el surf. Y me

Una semana más

Parece que estoy perdiendo esa rutina que tenía de pasar por aquí cada dos o tres días... Ahora es algo más... semanal... Bueno, tampoco es tan malo... Lo único es que se pierden un montón de momentos en las profundas lagunas de mi memoria... Rescataré uno del fin de semana pasado: - No, no, no... Cuando yo diga que estás loca, tú me respondes: "No, de verdad, que es pequeño, es verde y me sigue a todas partes". - Sí... - Mini señala la botella de Heineken-. Es pequeña, es verde y me sigue a todas partes. Momentos como ayer... Ayer... Volviendo a casa después de correr, con las nubes de tormenta amenazando con descargar sobre mí el diluvio universal. Y conteniéndose... No llovió en Santiago. No llovió... El calor... Mucho calor últimamente... Salgo de casa en camiseta incluso por la mañana temprano... ¿Es el tiempo? ¿Es culpa tuya? Ya no lo sé... El enorme corcel relincha nervioso. No asustado, pero sí intranquilo. Golpea el suelo de piedra con uno de sus cascos, haciendo tin