Tiempo atrás, por estas mismas fechas, me encontraba en una encrucijada de la que no era capaz de salir. La vida me arrastraba a una vorágine de autodestrucción con fecha de caducidad que me habría reducido a polvo de no haber podido cortarla. Estaba a punto de romper con el círculo vicioso, pero no podía, estaba enganchada a la sensación de pertenencia, al no sentirme completamente sola... Y entonces llegó ella... Se interesó por lo que hacía, por lo que escribía, preguntó, pidió... Recordaré toda la vida aquel momento en que la vi hablando de mí sin saber que yo estaba allí... Se me llenó el corazón de orgullo. Que te digan que algo en lo que has trabajado durante años ha gustado lo bastante como para recomendarlo, como para hablar de ello... Y entonces comenzaron los mails, uno o dos al día, a veces incluso más... Un apoyo, un motivo para sonreír... Y de pronto el círculo se rompió. Me liberé de lo que me frenaba, me enfrenté a los nuevos sentimientos que surgían y... Bueno.....