Dormir sin ti

Saber que sigues despierta me sume en una especie de duermevela de la que me cuesta un mundo salir. Aunque para ser sincera creo que es un sentimiento mucho más recurrente... Me ocurre a cada momento del día porque me resulta imposible sacarte de mi cabeza. Intento mantener la mente ocupada, pero no siempre funciona. Mucho menos cuando se apaga la luz y sólo queda una cama vacía con el eco de tu olor haciéndome girar entre las sábanas. Lucho contra el cansancio sin quererlo, porque la suerte todavía no me ha dejado saber cuándo volveré a verte. Lucho contra todo por un instante de serena calma en que pueda enterrar mi cara en tu pecho y aspirar el dulce aroma de tu piel de vainilla. El hambre de ti me debora el alma como un demonio surgido de las profundidades de mi ser, sin más alimento que la nitidez de la nostalgia que me embriaga. ¿Qué me has dado, pequeña maravilla lunar? ¿Cómo has hecho de mí este ser que respira únicamente tu esencia, que se alimenta del sabor de tus besos, que depende de tu corazón para seguir bombeando sangre en el suyo? ¿Cómo has hecho de mi este despojo si te alejas, felicidad inmensa cuando estás cerca? ¿Cómo...?

Y con todo esto en mi cabeza, daré infinitas vueltas y una más, hasta encontrar en los brazos de los sueños el único calor que se parece al tuyo.


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