Donettes
De pronto me surgió un terrible antojo de Donettes. Me di una ducha para quitarme la sensación de suciedad de encima, el rímel que todavía quedaba en las lágrimas que se me escapaban al bostezar y la sensación de tener el estómago colocado del revés. El agua casi abrasaba, pero era la manera de no pensar en lo que me gustaría sentir en lugar de las pequeñas gotas resbalando por mi piel. Me vestí algo cómodo. Pantalón, camiseta y sudadera. Me enfundé también en el abrigo y guardé el móvil en un bolsillo y las llaves en el otro. Descubrí algunas monedas sueltas en el pantalón que había usado la noche anterior, así que también me las guardé. Después de ponerle la correa al perro, salí de casa con la sensación de que hoy era él el que me paseaba a mí. Curiosamente estaba muy obediente. Tanto que cuando llegamos al parque me decidí a soltarlo. Y no me arrepentí. A la vuelta, pasé por la única tienda abierta un domingo. Los precios son notablemente más altos que en el resto, pero su horario ...