Necesitaba tomarme un momento
De pronto lo necesité con mucha urgencia. Me costaba respirar (aún me cuesta). Así que con la excusa de sacar al perro (que más que excusa era una obligación pospuesta durante toda la mañana) salí a la calle. Enfilé hacia el fondo de la calle, donde el asfaltado termina y comienza la hierba. Pancho se volvió loco... Pocas veces atravieso esa barrera últimamente... Hoy lo necesitaba. Caminé despacio y en silencio, mientras él olisqueaba aquí o allá. Hasta que llegué al principio del camino de siempre. No existía tal camino. Sin embargo, mis pies decidieron seguir caminando y torcieron hacia la izquierda. Súbitamente tenía muchísimas ganas de ver el río. Al llegar a él, descubrí que bordeándolo, a la derecha, existía un camino nuevo, que sólo había recorrido en contadas ocasiones en mi infancia. Así que simplemente lo seguí hasta el puente.
Volví pronto, pues elegí un mal momento para tomarme un descanso. No me di cuenta hasta la vuelta de que el sol brillaba en un cielo completamente azul, sin ninguna nube que pudiese llegar a mostrarse a mi vista. A la ida había caminado mirando al suelo, sin detenerme demasiado, pero buscando con ansia un trébol de cuatro hojas. O quizás una señal que me indicase el camino. La señal fue el camino mismo... ¿Por qué dejé que pasase tanto tiempo sin recorrerlo, que ya ni existe? Recuerdo aquellos días, no hace más de un año o dos como mucho, en que cuando algo me superaba comenzaba a caminar y me perdía en mis lugares favoritos... En el puente de piedra, en el lavadero abandonado, bordeando la fábrica de curtidos, o llegando incluso al molino viejo... ¿Cómo he podido abandonar algo que era tan mío?
La respuesta es Coruña. Cuando me desbordaba, tomaba el paseo hasta el Burgo, a veces hasta llegaba San Pedro de Nós... Fijaba la vista en las calmas aguas del mar y me perdía... Aquel era mi río. Y ahora tuve que esperar hasta este preciso momento para redescubrirlo... Mi río... El de toda la vida. Creo que hoy necesito un respiro de mí misma, de mis pensamientos, de todo lo que soy yo en definitiva. Necesito olvidarme de mi propio nombre. Realmente lo necesito...
Volví pronto, pues elegí un mal momento para tomarme un descanso. No me di cuenta hasta la vuelta de que el sol brillaba en un cielo completamente azul, sin ninguna nube que pudiese llegar a mostrarse a mi vista. A la ida había caminado mirando al suelo, sin detenerme demasiado, pero buscando con ansia un trébol de cuatro hojas. O quizás una señal que me indicase el camino. La señal fue el camino mismo... ¿Por qué dejé que pasase tanto tiempo sin recorrerlo, que ya ni existe? Recuerdo aquellos días, no hace más de un año o dos como mucho, en que cuando algo me superaba comenzaba a caminar y me perdía en mis lugares favoritos... En el puente de piedra, en el lavadero abandonado, bordeando la fábrica de curtidos, o llegando incluso al molino viejo... ¿Cómo he podido abandonar algo que era tan mío?
La respuesta es Coruña. Cuando me desbordaba, tomaba el paseo hasta el Burgo, a veces hasta llegaba San Pedro de Nós... Fijaba la vista en las calmas aguas del mar y me perdía... Aquel era mi río. Y ahora tuve que esperar hasta este preciso momento para redescubrirlo... Mi río... El de toda la vida. Creo que hoy necesito un respiro de mí misma, de mis pensamientos, de todo lo que soy yo en definitiva. Necesito olvidarme de mi propio nombre. Realmente lo necesito...
Comentarios
casualmente me he identificado hoy con tu post, hoy decidí quedarme en casa, sola, hace tiempo no lo hacía, salí al patio a ver el sol, a jugar un poco con mi perrita que ya está tan vieja que es mejor compañera para dormir en la hamaca (yo) y ella en el suelo, y es que siempre cae bien tener esos momentos en donde lo más importante es ver como nos sentimos!
buen fin de semana! un abrazo!
Besitos bella.
siempre va bien redescubrirse así misma
Un saludo, nos leemos
Espero que no te olvides de Pancho.
:)