Sola en un bar
Hoy hice algo que jamás había hecho. Hoy me he ido sola a un bar. A un bar de ambiente.
Entré, las mesas estaban ocupadas. Así que tomé un par de taburetes en la barra. Uno para el abrigo y otro para mí, así me sentiría más acompañada. Pedí un té negro, pensando en alguien. Y saqué la agenda nueva para comenzar a pasar las fechas importantes. Tenía ganas de charla. Pero en fin... No se puede tener todo.
Entonces entró un chico que conocía a las dueñas. De hecho las trataba como "mamá" y "la otra mamá". Y comenzaron a hablar. De pronto, mencionó la película uqe hace tiempo tengo ganas de ver y sin pensarlo, ya le había preguntado dónde la había visto. Mala suerte, llegué tarde, no podré verla. Sin embargo me gané una conversación con ese extraño que dejó de ser desconocido cuando se le ocurrió presentarse. Nunca había conocido a alguien con tanta facilidad.
La hora siguiente la pasé sin pensar en nada más que en mi cuerpo, en sus movimientos, en la forma del velo al girarlo, en cada equivocación que tenía... Curioso, riéndome de mí misma.
Unos dinosaurios más tarde, decidí volver a casa sin paradas, era tarde.
De pronto me asaltó un súbito deseo. Quería más que nunca un beso. Pero no un beso cualquiera, no... Ese, ese beso en concreto. ¿Cuál? No me digáis que no lo conocéis? Sí, todos sabéis del que hablo. Ya veréis.
Una mirada se cruza. El destello de los ojos lo pide a gritos. Quiero un beso. Entonces te acercas tímidamente, rompiendo la barrera de seguridad. Poco a poco, sin asustarle, como quien doma a un caballo salvaje por primera vez. Cuando ya estás cerca, dejas que un pequeño roce eleve la temperatura, despierte el deseo, cree las ganas de entreabrir los labios para recibir los tuyos en una ligera caricia que despierta el ansia más profunda. Apenas unos segundos y debes decidir si lanzarte o retroceder, con resultados muy diferentes. Pero sólo quieres un beso. Sólo ESE beso. Así que dejas que tu cuerpo se arquee hacia atrás... La cabeza lo seguirá tarde o temprano, aunque luche por permancer pegada a sus labios. Y es entonces (y sólo entonces) cuando la lengua lanza un último destello, una última y fugaz caricia que humedece los labios que la respiración comenzaba a resecar. Ese punto que hace que la otra persona quiera volver a besarte otra vez. Pero como ya he dicho, tú sólo quieres ESE beso. Y ya lo tienes, guardado entre tus labios. Así que te alejas lentamente y sonríes. Sonríes como nunca en tu vida. Sonríes sin abrir la boca, sin mostrar los dientes, pero con la seguridad de que tu mirada también le sonríe. Y haciendo acopio de todo tu valor, refrenas el deseo y te levantas, dándote la vuelta y alejándote sin volver la vista atrás.
Y se acabó... Reconocéis el beso, ¿verdad? ¿No? Eso es que no sois tan adictos como yo. Porque sí, lo admito, soy una adicta a los besos. Pero no quiero desintoxicarme. Quizás algún día consiga la muerte más dulce... Sobredosis...
Y mira la hora... ¿Por qué será? ¿Me levantaré mañana?A saber... Pero oye, que nadie es capaz de dejarme tanto tiempo pegada a la pantalla y arrancarme una sonrisa al abandonarla. Gracias por ese último regalo, por esa última caricia. Curioso que en tan poco tiempo te hayas ganado una entrada dedicada a ti... xD
Entré, las mesas estaban ocupadas. Así que tomé un par de taburetes en la barra. Uno para el abrigo y otro para mí, así me sentiría más acompañada. Pedí un té negro, pensando en alguien. Y saqué la agenda nueva para comenzar a pasar las fechas importantes. Tenía ganas de charla. Pero en fin... No se puede tener todo.
Entonces entró un chico que conocía a las dueñas. De hecho las trataba como "mamá" y "la otra mamá". Y comenzaron a hablar. De pronto, mencionó la película uqe hace tiempo tengo ganas de ver y sin pensarlo, ya le había preguntado dónde la había visto. Mala suerte, llegué tarde, no podré verla. Sin embargo me gané una conversación con ese extraño que dejó de ser desconocido cuando se le ocurrió presentarse. Nunca había conocido a alguien con tanta facilidad.
La hora siguiente la pasé sin pensar en nada más que en mi cuerpo, en sus movimientos, en la forma del velo al girarlo, en cada equivocación que tenía... Curioso, riéndome de mí misma.
Unos dinosaurios más tarde, decidí volver a casa sin paradas, era tarde.
De pronto me asaltó un súbito deseo. Quería más que nunca un beso. Pero no un beso cualquiera, no... Ese, ese beso en concreto. ¿Cuál? No me digáis que no lo conocéis? Sí, todos sabéis del que hablo. Ya veréis.
Una mirada se cruza. El destello de los ojos lo pide a gritos. Quiero un beso. Entonces te acercas tímidamente, rompiendo la barrera de seguridad. Poco a poco, sin asustarle, como quien doma a un caballo salvaje por primera vez. Cuando ya estás cerca, dejas que un pequeño roce eleve la temperatura, despierte el deseo, cree las ganas de entreabrir los labios para recibir los tuyos en una ligera caricia que despierta el ansia más profunda. Apenas unos segundos y debes decidir si lanzarte o retroceder, con resultados muy diferentes. Pero sólo quieres un beso. Sólo ESE beso. Así que dejas que tu cuerpo se arquee hacia atrás... La cabeza lo seguirá tarde o temprano, aunque luche por permancer pegada a sus labios. Y es entonces (y sólo entonces) cuando la lengua lanza un último destello, una última y fugaz caricia que humedece los labios que la respiración comenzaba a resecar. Ese punto que hace que la otra persona quiera volver a besarte otra vez. Pero como ya he dicho, tú sólo quieres ESE beso. Y ya lo tienes, guardado entre tus labios. Así que te alejas lentamente y sonríes. Sonríes como nunca en tu vida. Sonríes sin abrir la boca, sin mostrar los dientes, pero con la seguridad de que tu mirada también le sonríe. Y haciendo acopio de todo tu valor, refrenas el deseo y te levantas, dándote la vuelta y alejándote sin volver la vista atrás.
Y se acabó... Reconocéis el beso, ¿verdad? ¿No? Eso es que no sois tan adictos como yo. Porque sí, lo admito, soy una adicta a los besos. Pero no quiero desintoxicarme. Quizás algún día consiga la muerte más dulce... Sobredosis...
Y mira la hora... ¿Por qué será? ¿Me levantaré mañana?A saber... Pero oye, que nadie es capaz de dejarme tanto tiempo pegada a la pantalla y arrancarme una sonrisa al abandonarla. Gracias por ese último regalo, por esa última caricia. Curioso que en tan poco tiempo te hayas ganado una entrada dedicada a ti... xD
Comentarios
Me encantaría tener uno así..! XDD
Y quien no quiere un beso como ese!... me has dejado con la miel en los labios!, q lo sepas!!!....
Y eso es lo q tienes que hacer, tener una sonrisa de oreja a oreja!.., "Dichosos los ojos que ven dicha sonrisa, por que ellos contemplaran una gran belleza"....
Me encanta como escribes, nunca cambies, y en una cosa te equivocas., aunque lea todo lo relacionado a tí, me sabe a poco..., pues paréceme que me falta algo por saber!, ya habra tiempo digo yo!.
Ah, y otro día que vayas "sola" a un bar, me lo dices...., y voy yo tambien, aunque tenga que coger un vuelo a las tantas!
Mil Besos cosa guapa!!
Besicosss niña.
besotes de esta peke.
pd: te espero por mi rincon con una buena taza de cafe caliente.
Un bico
No, no los trucos jamás se descubren...la magia es magia.
Un beso desde Cantabria
Ben.Hur
besos!!
ESE beso.... i tant!
a veces pensamos que va a ir mal esto de ir solas a un bar (yo tb lo hice hace poco por primera vez) y luego nos sentimos tan agusto o pasan cosas inesperadas como esa...
un bico!!
;)