Hobbo






Este invierno será frío. Muy, muy frío. Se nos ha escondido el sol. Se me quiebra la garganta y se me derrama el mar en las mejillas. Las palabras no quieren venir a darme el abrazo y el calor que él ya no puede darme. ¿Cómo explicar qué se siente cuando te arrancan un trocito de vida, de corazón y de alma? No es la primera vez, pero duele como si lo fuese.

No compartimos toda tu vida, me perdí unos cuantos años. ¿Cinco, seis? Más o menos, creo. Aún así, te ganaste un rinconcito en mis sentimientos; un espacio tan grande que no tengo muy claro qué voy a hacer ahora que ya no estás. Ya hace algún tiempo que el cansancio no te permitía venir a recibirme a la puerta. Te encontraba dormido cerca del amor de tu vida, ya no tan vigilante como antes, porque ninguno de los dos me sentía llegar. Era un motivo de sonrisa. Siempre te enterabas antes que ella. Venías a buscarme. Era nuestro ratito, nuestro paseo del mediodía. Te gustaba llevarme la contraria e ir por donde a ti te diese la gana. A veces te dejaba ganar. Otras me enfadaba y te pedía que vinieras por donde yo quería. Y una sonrisa, un golpecito en la pierna con tu enorme cabeza y ya no había cabreo.

No te haces ni la más remota idea de lo mucho que vamos a echarte de menos. ¿Te quieres creer que voy a añorar aspirar tus puñeteras bolas de pelo? Aunque no sé cuánto tardaremos en deshacernos de todo lo que nos has dejado hasta arriba de tus pelazos rubios. Lo peor ahora es recoger tus cosas. Con Nasha aún hacían falta para ti. Fuiste nuestro escudo cuando ella faltó hace más de dos años y medio. Pero contigo no hay defensa. Ni muralla, ni parapeto que evite el vacío que se nos está quedando el pecho. Pero mejor así que verte sufrir ni un minuto más como este fin de semana. Se me rompía algo escuchando tus quejidos al respirar. Todo el mundo debería tener el derecho que te hemos dado de dejar de sufrir, aunque ahora nos faltes.

Qué tranquila había estado Nasha en el cielo de los perros hasta ahora... ¿Volverás a tumbarte a su lado incluso cuando rocemos los 40 grados? ¿Volverás a perseguirla y a quitarle los juguetes? ¿Volverás a hacerla rabiar cada cinco minutos? Seguro que ella también echaba de menos vuestros momentos. Quiero creer que la encontrarás, que volveréis a estar juntos y felices. Porque ambos os merecéis como mínimo lo mismo que nos habéis entregado a nosotras. Ese amor incondicional, esa lealtad, el cariño, la alegría... En definitiva, toda vuestra vida. Mil gracias. Mil millones de gracias. Jamás podremos olvidaros. Jamás habrá otros Hobbo y Nasha en nuestra vida. Únicos. Irrepetibles. No lamento tener el corazón roto por haber podido compartir media vida (media de vuestra vida) con vosotros. Os quiero.

Hasta siempre.

Comentarios

dintel ha dicho que…
Me ha conmovido el texto. Espero que el tiempo apacigüe.

Entradas populares de este blog

Afónica y apaleada

Jogo Duplo (Susana e Catia)

#RetoInspiración día 5 de Jimena Fer