Querido papá



2008. Fallas, Valencia.

"Tu padre está muy mal".

Bonita manera de celebrar el día del padre, ¿verdad?

"Pues vuelvo a casa".

"No, no, tú tranquila. Aguantará un par de días para que llegues a despedirte".

No aguantó.

El día 21, de madrugada, expiró su último aliento. Yo estaba mirando al techo, esperando a que pasasen las horas para coger el avión y apretar su mano por última vez. No pudo ser.

Era un hombre complejo. Tanto, que no puedo decir que llegase a conocerle. Sí, durante 11 años para mí fue el mejor padre del mundo. A pesar de las peleas de broma que acababan con llantos, o de los cinturonazos que caían cuando no me portaba bien (que era bastante amenudo, por cierto). Ese hombre moldeó mi conciencia, mi personalidad, mi fuerza... Y luego se largó y me dejó más tirada que una colilla a la salida de un baño en una gasolinera en cualquier carretera estatal.

Ojalá estas cosas me hubiesen pillado un poco más mayor. Lo suficientemente mayor para llegar al chino donde nos veíamos una vez al mes (o cada dos o tres meses), sentarme y preguntar: "¿qué música te gusta, papá?" "¿Cómo fue tu infancia?" "¿Cuales eran tus sueños?" La posibilidad de haberle conocido como persona, no sólo como un fracaso de padre, de los de "haz lo que yo digo y no lo que yo hago". Haber podido madurar la pregunta antes de su muerte... "¿Papá. por qué me llamo Ana? Cuéntame esa historia, por favor..."

Quedaron tantas cosas por decir...

Hace relativamente poco, alguien me dijo que tenía que dejarle ir, dejar de darle vueltas a estas historias, sacar la frustración por él de mi corazón. Pero cuando tanto El Corte Inglés como el resto del mundo se empeñan en recordarme no sólo que ya no tengo un padre, sino que el mío se fue sin que pudiese despedirme, que hubo un año en el que este día no lo felicité porque era una cría y estaba más cabreada con él que con el mundo, porque quería provocar en él una reacción (cosa que hice y que todavía me duele más recordar...). Porque dejé de regalarle nada, porque hasta dejé de considerarle mi padre, porque sólo sentía que me había fallado. Por eso odio estas fechas... Desde que empiezan los anuncios de "regálale algo caro a tu padre" hasta que pasa el día 21... Las odio con todas mis fuerza, como no he odiado nada en mi vida. Ojalá todo eso me hubiese pillado más mayor, con más cabeza, con menos rencor y más vida. Ojalá me hubiese pillado ahora y pudiese haberme hecho amiga de mi padre. Porque sé que era un hombre complejo, interesante, lleno de luces y sombras... Alguien digno de conocer.

Pero bueno... Ahora es inútil lamentarse. Ahora sólo me queda odiar estas fechas por toda la basura que me hacen sentir.

Allí donde estés: Feliz día del padre.

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