Ciclogénesis explosiva

El viento gime ahí afuera. Suena como si alguien hubiese puesto el programa largo de una lavadora y faltase justo el centrifugado. De cuando en cuando se golpea contra la persiana. Comienzan unas inocentes gotas de lluvia, luego tiembla y finalmente el ruido se aleja y cambia, con una racha a contracorriente. Me cuesta conciliar el sueño y pienso en Asterix y Obelix, en todo el pueblo galo que creía que el cielo caería sobre sus cabezas... Teja a teja. Podría llegar a pasar con rachas de hasta 120 km/h.
Doy vueltas en una cama de 150 centímetros que se me hace inmensa sin la compañía del calor de su cuerpo. Es curioso lo fácil que es acostumbrarse a algo/alguien. Y vuelta a vuelta,  el frío y la soledad claman a mi alma un reencuentro que llegará dentro de un par de días que se hacen eternos sin la certeza de su sonrisa o su mirada... Mi macarrilla buenaza y sensible... Cómo te echo de menos cuando no estás...

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