Desvelada
Es en noches como esta en las que el alma se me sale por la boca y viaja lejos, hacia cada rincón de mi universo conocido y por conocer. Vuela libre entre posible e imposible, soñando, imaginando, recordando, creando...
Es en noches como esta en las que los balances de mi vida me entregan ese saldo positivo a veces, neutro otras, pero jamás negativo. Desde lo más profundo de mi corazón, se me reflejan las victorias y las dolorosas derrotas que me han llevado a arrastrarme y crecer como pocos saben hacer, para alejarme del peligro, levantarme, avanzar a tumbos un trecho y erguir la frente con el orgullo de saberme campeona.
Pero también es en estas noches en las que las arenas de los sueños imposibles se me escurren entre los dedos y me traen a la memoria todo aquello que no tengo, que ya nunca tendré. Y el castillo de naipes se desmorona a mi alrededor, mis ojos se abren de par en par y la perspectiva de los deberes por cumplir no resulta suficiente para que la reparadora inconsciencia me regale más de cuatro horas de sueño.
En resumen: que no puedo dormir...
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