Una mirada

A veces, lo único que necesito es una mirada de miel, dulce y cálida, que me aporte una nueva perspectiva donde ya había dejado de observar, donde había perdido totalmente el blanco que rodea a la negrura que hay quien dice que son mis iris. Las pupilas se contraen y se dilatan, con la frecuencia cardíaca que persigue a la jadeante respiración que me ahoga. Y ya no sé... Sigo sin saber, vuelvo a no entender... Porque la vida, a fin de cuentas, a veces parece simplemente un círculo vicioso lleno de baches y obstáculos que se dedican a hacerte tropezar, caer, rodar colina abajo y dar con los huesos en algún inapropiado montón de piedras que parece que el destino ha situado justo ahí para destrozarte la maltrecha espalda... Pero da igual, siempre da igual. Vuelvo a levantarme, camino, camino, camino... Porque no me queda más remedio. Pararse es impensable. Y no hay una tercera opción, no, no la hay... Así que doy un paso tras otro, ignorando a veces la dirección, simplemente por mantener la rutina, a veces sólo por continuar dando algo que hacer a mi cuerpo, a mi mente, mientras el mundo se va despejando ante mí, hasta que vuelvo a ver las cosas un poco más claras... Y entonces distingo el camino que quiero tomar. Con los límites que llevo a la espalda (siempre, siempre hay límites), pero con muchas decisiones y bifurcaciones que tomar todavía. Con todas las opciones al alcance de la vista.

Pero entonces, cuando veo claras todas las posibilidades, me invade un vértigo inmenso que se instala en mi pecho como una sensación no del todo desconocida para mí. Se abre un vacío, se cuelan en él todo tipo de cosas, como si se tratase de un agujero negro, llenándome de preocupaciones nuevas y antiguas que añadan nuevos quebraderos de cabeza a los ya existentes. Porque de pronto se ve tan lejos, que las bifurcaciones se multiplican hasta alcanzar varios cientos y poblar toda la extensión que abarcan mis ojos. Y puedo mirar al frente, decidir justo ahora... Pero también puedo necesitar una decisión concreta que me lleve a un cruce de caminos señalado entre tanto caos. Y me agobio... Me derrumbo, me caigo arrodillada ante ese infinito campo de variables que hace temblar los cimientos de mi razón.

Y a pesar de todo, volveré a levantarme. Quizás apoyada en una mirada amelada que quiera ofrecerme ese pedazo de universo desgranado a su manera, enseñándome su modo de pasear por la vida, decidiendo, viviendo, sintiendo... Quiero aprender a ser más yo, más mía, más viva... ¿Y quién sabe lo que podré encontrar en esa maraña de caos en que se convertirá mi vida? La idea es ir dando pasito a pasito, desatando nudos para poder seguir avanzando, ¿no? Simplemente, ir poco a poco. Eso necesito ahora. Ir poco a poco...



Comentarios

Martaraquel ha dicho que…
Wow! Me senti tan identificada!!!
Nunca dejes de sonreir ha dicho que…
Una mirada ademas de decirlo todo ( en muchas ocasiones). Tambien sirve de aliciente y otras veces trasmite ( o eso creemos) desespero,agobio etc. Aun asi, sigue delitandonos con cada coda que describes.

Un bikiño michiña

Entradas populares de este blog

Afónica y apaleada

Jogo Duplo (Susana e Catia)

#RetoInspiración día 5 de Jimena Fer