Balance

A tres horas y media de que termine el año, y por costumbre, me paro un momento a realizar el balance del año anterior. Visto desde aquí, no parece tan terrible como se presentaba hace 366 días.

Llegué un 7 de enero a mi destino, con el peso del mundo a mis espaldas, deseando poder acabar de una vez con todo y arrastrándome para no cometer un error que lamentaría el resto de mi vida. ¿Y después? Después no dejé de perder... Fui distanciándome de una relación ya de por sí distanciada, perdiendo a alguien que me importaba muchísimo y que se fue convirtiendo en una carga más pesada de lo que podía aguantar. Así que la dejé resbalar y me quedé completamente sola. O eso me parecía. Pero irónicamente, mientras sólo era capaz de ver todo lo malo que me iba pasando, me fui rodeando de gente maravillosa. Gente, muchísima gente que está ahí siempre que yo lo necesito o requiero... También encontré a alguien que me dio la vida en aquel lugar, alguien que me entendía, que podía darme las charlas que necesitaba para seguir adelante, para calmarme, para relajarme al menos en los pocos instantes que podía conectar telefónicamente con ella... Y aunque el año ha sido lo suficientemente largo como para acabar dejando caer ese jarrón al suelo y verlo esparcirse en mil pedazos, no puedo evitar pensar en todo lo bueno que esa persona me dio, de todo lo que me enseñó y del cariño que nunca podré dejar de sentir por ella.

Llegó por fin el momento más deseado. El momento de salir de allí y empezar una nueva vida.  Salvo por el detalle de que irse ya no era tan deseado, porque dejabas atrás a toda aquella gente de la que te habías rodeado... Pero siempre resulta inevitable seguir adelante, ¿no? Así que me decidí a volver a casa, cambiando por completo mis planes iniciales de no volver a dejarme caer por Galicia. Pero es algo de lo que no puedo arrepentirme, por todo lo que llevo vivido y por la sensación que tengo ahora... Por momentos, muchos momentos, en realidad, creo que soy profundamente feliz...

He encontrado algo que me llena, algo que hace que me sienta más cerca de mi padre, algo que hace que por fin me sienta útil, en mi lugar... Y sólo por eso, y por que ese "algo" es un trabajo, que hoy en día es algo de lo que carece muchísima gente... Pues supongo que ya tengo motivos más que suficientes para sonreír. Pero es que hay más... Está esa mirada dorada que se centra en mí menos de lo que me gustaría (sólo por el hecho de que no disponemos de todo el tiempo del mundo), esos ojos que hacen que no pueda apartar la vista de ellos, cuando soy más de mirar al triángulo inferior (labios) cuando me hablan... Esa personilla que me mantiene en un equilibrio que pensé que era imposible... Esa persona que consigue arrancarme una sonrisa siempre que se lo propone... Esa persona que se está colando en mi corazón...

¿Puedo desear más? ¿Puede un año empezar de una forma tan pesimista y acabar con una lista de propósitos para el año nuevo llena de ganas de ser mejor persona, de crecer, de hacer bien las cosas y de que todos los "por ahora" lleguen a convertirse en "siempre"? Yo creo que no. Quiero ser positiva por esta vez... Quiero creer que las cosas saldrán bien, pese a que el año que viene encierre cambios radicales. Este año también estaban planeados y han resultado maravillosos. ¿Por qué no iban a ser así los próximos?




¡¡¡¡Feliz año nuevo a tod@s y un besazo tan, tan grande que...  En fin, ENORME!!!!

Comentarios

Martaraquel ha dicho que…
Any! Esto me tocó! Genial!
Anónimo ha dicho que…
Claro... ¿Y si esta vez si? ;)
Nosu ha dicho que…
Caray qué bien!
Y cuánto optimismo rezuma tu post!

suerte para este 2012 también!

Entradas populares de este blog

Afónica y apaleada

Jogo Duplo (Susana e Catia)

#RetoInspiración día 5 de Jimena Fer