Doce

No sé qué día hace hasta que no llego a las escaleras. Es media hora de incertidumbre en la que habitualmente no reparo. Hay otras incertidumbres que me mantienen ocupada. Como por ejemplo qué será de mí cuando esto termine, dentro de doce días...

Últimamente es habitual que haga buen tiempo. Lo que se traduce en un calor infernal y un aire irrespirable que sólo se suaviza dentro de los edificios. La última vez que me paseé por ahí, acabé empapada en sudor. Apenas hay brisas, siquiera. Los mástiles de las banderas no se mueven produciendo el relajante tintineo de miles de campanillas que tanto me ha relajado durante los últimos nueve meses.

Porque hoy justo se cumplen los nueve meses, salimos de cuentas por fin, cuando más contamos hacia atrás... Doce días. Doce días más y todo será distinto...

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