La lluvia

Llueve en Santiago (para variar).
Tampoco hoy consigo centrarme. Voy bien. Voy de puta madre. Que me doy pena hasta a mí misma... Lástima de indiferencia. Lástima de frialdad. Bueno, igual de aquí a final de curso consigo helarme el corazón y hacer que deje de importarme todo lo que no tenga que ver con los libros. No sería una mala idea. No sería la primera vez.
Pero mientras me quedaré como estoy, viendo llover con los libros en las manos.
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