Noches de invierno
Me gustan los días de invierno. Esos días fríos, secos, cortos… La noche se te cae encima casi sin que te des cuenta, mientras la navidad se acerca sigilosamente. Es entonces cuando pondrán las luces en las calles de la zona vieja. Es entonces cuando puedes disfrutar de un paseo agradable, comprar en un puesto un buen cucurucho de castañas y sostener una entre las manos para calentártelas. Caminar bajo las bombillitas que tiñen de amarillo cada calle de la ciudad, caminar sobre la fría piedra que tanto tiempo lleva guardando mi ciudad.
Me gustan los días de invierno. El aire frío me congela las mejillas y me deja roja la punta de la nariz. Sin apenas darme cuenta, sonrío. Cierro los ojos durante al menos cinco pasos. Respiro hondo, suspiro. Disfruto del frío. Siempre me ha encantado el invierno en Santiago. En especial la navidad. Sí, sé que llueve mucho y que en ocasiones puede rayar lo insoportable. Pero cuando el día es seco y frío, cuando sólo hace falta un abrigo para sentirse mejor, una bufanda gorda y de colorines con la que proteger mi problemática garganta, dos pares de calcetines y unas botas cualesquiera que tenías olvidadas en el armario; cuando eso ocurre, realmente es un buen día de invierno. Puedes disfrutar de él.
Tengo ganas de abrigarme y salir a pasear. Sola. Por ahora es lo que toca. Recorrer el Obradoiro, llegar hasta la Alameda, sentarme en uno de los bancos que dan a la Catedral hasta que se me quede el culo congelado… Aunque no me importaría cambiar el paisaje. ¿Por cuál? ¿Qué importa? Cualquiera en el que no tuviese que estar sola.
Me gustan los días de invierno. El aire frío me congela las mejillas y me deja roja la punta de la nariz. Sin apenas darme cuenta, sonrío. Cierro los ojos durante al menos cinco pasos. Respiro hondo, suspiro. Disfruto del frío. Siempre me ha encantado el invierno en Santiago. En especial la navidad. Sí, sé que llueve mucho y que en ocasiones puede rayar lo insoportable. Pero cuando el día es seco y frío, cuando sólo hace falta un abrigo para sentirse mejor, una bufanda gorda y de colorines con la que proteger mi problemática garganta, dos pares de calcetines y unas botas cualesquiera que tenías olvidadas en el armario; cuando eso ocurre, realmente es un buen día de invierno. Puedes disfrutar de él.
Tengo ganas de abrigarme y salir a pasear. Sola. Por ahora es lo que toca. Recorrer el Obradoiro, llegar hasta la Alameda, sentarme en uno de los bancos que dan a la Catedral hasta que se me quede el culo congelado… Aunque no me importaría cambiar el paisaje. ¿Por cuál? ¿Qué importa? Cualquiera en el que no tuviese que estar sola.
Soy valiente... Me atrevo...
Comentarios
Muchos besitos.
Me ha encantado leer el texto acompañada de esa canción, que por cierto desconocía, pero diste en el clavo es genial.
Me ha gustado el texto, también adoro los días de invierno si no fuera porque mis manos se ponen feas, y pasear con las luces de Navidad me encanta.
Un saludo.
http://es.wikisource.org/wiki/La_noche_de_invierno
Un beso.