Soñando que te sueño
Cierro los ojos con tu calor sobre mi pecho. Has dejado la mano justo allí encima. Pero cuando vuelvo a abrirlos, ya no estás. ¿Te has ido? ¿O quizás me engaño y nunca has estado? Me levanto pensando en ti, para variar. Suspiro y miro alrededor. ¿Dónde estoy? Las telas de la tienda de campaña me confunden. Tardo algunos minutos en asimilar que de nuevo he regresado al campamento militar, que estoy dentro de mi tienda, que debo levantarme y ensillar a Turnedo para seguir cabalgando con mi ejército hacia tu territorio, hacia tu castillo ambulante.
Consigo despejarme ligeramente al empapar mi cara. Suspiro de nuevo. No puedo dejar de pensarte, no puedo dejar de recordar esos sueños en que te tengo, en que apoyas tu mano sobre mi piel y la deslizas dibujando una caricia. Un escalofrío me recorre el cuerpo entero. Pensarte siempre me provoca esas sensaciones. Cierro los ojos y te pienso un instante más, libre de todo lo que no seas tú. Pero el ruido del campamento me devuelve a la realidad. Me devuelve a la coraza metálica que descansa junto al camastro, llena de polvo y tristeza. No la limpiaré hasta que no haya tomado tu castillo. No importa que pese más, no importa que desluzca su brillante metal negro, no importa. La tomo entre mis manos, haciendo un pequeño esfuerzo para levantarla y llevarla a la altura de mi pecho. Descubro que, irónicamente, no podré cerrarla sola... Pero en ese momento entra en la tienda.
- Princesa, las tropas están listas para partir.
- Pero yo no... Ayúdame.
Con destreza, más de la que yo tengo, cierra el metal sobre mi cuerpo, ajustándolo.
- Princesa, la próxima vez que detengamos el campamento, permitidme limpiar vuestra armadura.
- No.
No hace falta que diga más. Se retira, dejándome de nuevo sola. Dejándome de nuevo con tu recuerdo, con tu idea, con tu imagen grabada en mi mente. Contigo, sólo contigo. Es con quien quiero estar. Turnedo relincha nervioso fuera de la tienda. Ya es hora de partir. Él me espera. Tú me esperas.
Non, o rapás turnedo non lee tarde... Leva sempre o seu propio ritmo, cando os demáis van, el xa volta. Sempre por diante, sempre sen medo, sempre cun sorriso que ás veces só comeza nos seus beizos. Sempre coa mirada clara e limpia, sempre cun obxectivo nos seus ollos, fotografando a realidade para entregárnola ben escollida, ben organizada, ben atractiva para mostrarnos que sempre vaga a pena. Non, o rapás turnedo non lee nunca tarde. Sempre cando o ten que facer. Sempre cando toca. Sempre cando é necesario que o faga. Sempre ó seu ritmo.
Consigo despejarme ligeramente al empapar mi cara. Suspiro de nuevo. No puedo dejar de pensarte, no puedo dejar de recordar esos sueños en que te tengo, en que apoyas tu mano sobre mi piel y la deslizas dibujando una caricia. Un escalofrío me recorre el cuerpo entero. Pensarte siempre me provoca esas sensaciones. Cierro los ojos y te pienso un instante más, libre de todo lo que no seas tú. Pero el ruido del campamento me devuelve a la realidad. Me devuelve a la coraza metálica que descansa junto al camastro, llena de polvo y tristeza. No la limpiaré hasta que no haya tomado tu castillo. No importa que pese más, no importa que desluzca su brillante metal negro, no importa. La tomo entre mis manos, haciendo un pequeño esfuerzo para levantarla y llevarla a la altura de mi pecho. Descubro que, irónicamente, no podré cerrarla sola... Pero en ese momento entra en la tienda.
- Princesa, las tropas están listas para partir.
- Pero yo no... Ayúdame.
Con destreza, más de la que yo tengo, cierra el metal sobre mi cuerpo, ajustándolo.
- Princesa, la próxima vez que detengamos el campamento, permitidme limpiar vuestra armadura.
- No.
No hace falta que diga más. Se retira, dejándome de nuevo sola. Dejándome de nuevo con tu recuerdo, con tu idea, con tu imagen grabada en mi mente. Contigo, sólo contigo. Es con quien quiero estar. Turnedo relincha nervioso fuera de la tienda. Ya es hora de partir. Él me espera. Tú me esperas.
Non, o rapás turnedo non lee tarde... Leva sempre o seu propio ritmo, cando os demáis van, el xa volta. Sempre por diante, sempre sen medo, sempre cun sorriso que ás veces só comeza nos seus beizos. Sempre coa mirada clara e limpia, sempre cun obxectivo nos seus ollos, fotografando a realidade para entregárnola ben escollida, ben organizada, ben atractiva para mostrarnos que sempre vaga a pena. Non, o rapás turnedo non lee nunca tarde. Sempre cando o ten que facer. Sempre cando toca. Sempre cando é necesario que o faga. Sempre ó seu ritmo.
Comentarios
Estoy con helen, persigue tus sueños, o a la chica de tus sueños, caballera andante!
Un besito.
besotes de esta peke.
pd. te espero por mi rincon con una taza de cafe, si gustas....
Un beso!