Odio...
Hay momentos en los que piensas inevitablemente que la vida que estás viviendo no es la tuya. Lo sientes todo demasiado ajeno. De pronto te encuentras en el comedor de la vecina, con tu madre y sus amigos delante, sentados a una mesa, mientras tú permaneces de pie y los contemplas en silencio. Intentan hacerte participar en la conversación.
- ¿Verdad que sí, Ana?
Agitas la cabeza, de un modo apenas perceptible, dando una respuesta que se podría identificar tanto como un sí como con un no. Porque ni les escuchas. O sí lo haces, pero te importa una mierda lo que están diciendo. Ni siquiera te importa cuando deliberadamente pasas a ser el tema de conversación.
Presidiendo la mesa, la bruja de turno, hablando de sus Orishas, de su padre Changó y su Naina Na. Y sientes cómo la sangre te empieza a hervir en las venas.
- Porque cuando le pregunté al padre Changó por si ibas a cobrar ese dinero tiró el pitillo y apareció una paloma blanca. Así que nunca entregues nada si no te dan el dinero al momento, porque el padre Changó me hizo ver que te irá muy mal.
Aprietas los puños, muerdes la lengua, sintiendo el veneno correr por tu garganta, la misma garganta que ha vuelto a joderse inesperadamente, a pesar de que llevas sin fumar más de un mes, pese a los dos últimos y difíciles días (ya se sabe, cuando uno sale con fumadores...).
ODIO. Hoy realmente llegué a sentirlo. Llegué a sentir cómo me llegaba la bilis a la boca y cómo se me secaban las fosas nasales al respirar. Fue tan intenso el sentimiento que tuve que salir de casa. Llamé a Pancho y lo llevé al fondo de la calle, al lugar donde el asfalto desaparece dejando paso a la tierra y la hierba. Caminé en silencio mientras él olisqueaba todo lo olisqueable del camino. Mirando al suelo, encontré huellas de caballo. Me agaché para comprobarlas: eran frescas, probablemente de esa misma mañana. Sonreí. Seguí caminando un poco más hasta que simplemente ya no me apetecía. Y allí me senté. Pancho me dejó un buen rato tranquila antes de ponerse nervioso por mi inmovilidad y salir corriendo hacia casa sin esperarme.
Hoy fui a ver una de las películas del ciclo de cine gay, lésbico, bisexual y transexual en el Teatro Principal. Me gustó. Entretenida, original, bien hecha... Sí, realmente me gustó. ¿Siguiente? El martes a ver de nuevo "Les filles du botaniste". Para quien no la haya visto un verdadero placer para el sentido de la vista y realmente inspirador para los otros cuatro. ¿Quién se apunta a venir a verla el martes a las 22:00? Yo, sin duda, allí estaré.
Y por cierto, ya haré un croquis del río de las narices... xD
Adoro esta canción...
- ¿Verdad que sí, Ana?
Agitas la cabeza, de un modo apenas perceptible, dando una respuesta que se podría identificar tanto como un sí como con un no. Porque ni les escuchas. O sí lo haces, pero te importa una mierda lo que están diciendo. Ni siquiera te importa cuando deliberadamente pasas a ser el tema de conversación.
Presidiendo la mesa, la bruja de turno, hablando de sus Orishas, de su padre Changó y su Naina Na. Y sientes cómo la sangre te empieza a hervir en las venas.
- Porque cuando le pregunté al padre Changó por si ibas a cobrar ese dinero tiró el pitillo y apareció una paloma blanca. Así que nunca entregues nada si no te dan el dinero al momento, porque el padre Changó me hizo ver que te irá muy mal.
Aprietas los puños, muerdes la lengua, sintiendo el veneno correr por tu garganta, la misma garganta que ha vuelto a joderse inesperadamente, a pesar de que llevas sin fumar más de un mes, pese a los dos últimos y difíciles días (ya se sabe, cuando uno sale con fumadores...).
ODIO. Hoy realmente llegué a sentirlo. Llegué a sentir cómo me llegaba la bilis a la boca y cómo se me secaban las fosas nasales al respirar. Fue tan intenso el sentimiento que tuve que salir de casa. Llamé a Pancho y lo llevé al fondo de la calle, al lugar donde el asfalto desaparece dejando paso a la tierra y la hierba. Caminé en silencio mientras él olisqueaba todo lo olisqueable del camino. Mirando al suelo, encontré huellas de caballo. Me agaché para comprobarlas: eran frescas, probablemente de esa misma mañana. Sonreí. Seguí caminando un poco más hasta que simplemente ya no me apetecía. Y allí me senté. Pancho me dejó un buen rato tranquila antes de ponerse nervioso por mi inmovilidad y salir corriendo hacia casa sin esperarme.
Hoy fui a ver una de las películas del ciclo de cine gay, lésbico, bisexual y transexual en el Teatro Principal. Me gustó. Entretenida, original, bien hecha... Sí, realmente me gustó. ¿Siguiente? El martes a ver de nuevo "Les filles du botaniste". Para quien no la haya visto un verdadero placer para el sentido de la vista y realmente inspirador para los otros cuatro. ¿Quién se apunta a venir a verla el martes a las 22:00? Yo, sin duda, allí estaré.
Y por cierto, ya haré un croquis del río de las narices... xD
Adoro esta canción...
Comentarios
iría contigo al cine se lee agradable, pero bueno quizás algún día les haga la visita de ese lado del charco!
Buena terapia el paseo.
Unha aperta
No odiemos tanto y amemos un poco más...
besotes de esta peke.
pd: te espero como siempre por mi rincon con tu taza de cafe y mi nuevo post.
Si pudiera, me apuntaba al cine contigo... Las ganas mías...
Te entiendo y bien hay veces que que les darías hasta cansarte, yo suelo salir a correr, eso me va bien.
Muxuxxxxxx
menos mal que los animales nos hacen olvidar ese odio momentáneo
desde CANTABRIA
iba a decir algo del final pero me callo ajajaa