Retazos
Me conozco. ¿Me conozco? Sí, ¿no? Sé lo que quiero... ¿Lo sabes? A veces... A veces no es saber lo que quieres.
Soy como piezas de puzles distintos intentando encajar en el mismo marco de un cuadro disparatado. Recuerdo mi teoría del espejo, de cuando era niña. Recuerdo que solía pensar que la personalidad era como uno mismo mirándose a un espejo, viendo claramente su reflejo y reconociéndose en él. Pero entonces pasó. Sí, también recuerdo que el espejo se rompió. Ah... Culpas, culpas, culpas... ¿Para qué? ¿Qué pueden hacer los culpables? Pueden... No, no pueden.
Con ese espejo roto trato de montar un puzle imposible. Trato de crear un cuadro de lo que recuerdo de mi personalidad. Algunos fragmentos se astillaron tanto que tuve que sustituirlos con partes de otros cuadros, con dibujos hechos por mis manos, por imágenes de catálogos de revistas de lencería femenina... Otros fragmentos se rompieron más tarde, con algún golpe apasionado que los arrancó del marco y los envió al suelo, donde alguien sin fijarse los pisó hasta convertirlos en polvo. Más dibujos, más revistas, más cristales ajenos...
Y al final... Al final el cuadro va convirtiéndose en algo surrealista, impresionista, una mezcla de todos los acabados en -ista que pueda imaginar... Es la terrorífica imagen de lo que veo en mí misma, de lo que me refleja la pared a la que poco le queda ya de espejo. Veo lo que yo misma he creado, lo que voy modificando a cada instante con un nuevo retal que añadir al puchero.
Más retazos, más pedazos, más canciones sin terminar en idiomas que no comprenderé jamás. Más amores perdidos, más secretos a voces, más miradas ocultas entre la oscuridad. Más amor desperdiciado que no pertenecerá a nadie más que a mí. Por suerte, las lágrimas sí se me han acabado.
Comentarios
Bicos.
Retomo la lectura de este blog tras un paroncillo técnico...
Una lectura que me evade de otras cosas...