Ficciones

Podría vivir a base de ficciones. Podría simplemente no volver a abrir los ojos a la realidad y encerrarme en mi cuarto con toda serie que se haya grabado, toda película que se haya rodado y todo libro que se haya escrito. ¿Dejaría de sentir entonces esta inquietud? Ah... ¿Quién podría saberlo?


Inquietud... Sí, es una buena manera de definirlo. ¿Y a qué se debe esa inquietud? Pues no estoy segura, la verdad. Quizás sea el haberme dado cuenta de que la vida se compone de momentos. Sí, sé que cuando lo descubrí resultó algo tremendamente positivo (estaba de buenas, qué esperabais). El caso es que ahora que lo he asimilado por completo, he visto algo que ya sabía. Los momentos pueden ser buenos, malos, regulares, normalitos... Los momentos buenos son algo increíble. Son esos que te hacen desear quedarte para siempre en ellos, disfrutándolos, reviviéndolos... Los malos... Bueno, todos sabemos lo que son los malos momentos... Realmente no hace falta definir los distintos tipos, todos los hemos vivido alguna vez.


El problema no son los malos momentos, en realidad. El problema son los buenos. Son una maldita droga. Son lo que te impulsa a seguir, son lo que te hace dependiente, son lo que te hace desear cosas que nunca llegarás a tener... Son... son como una droga... En todas sus características: te permiten evadirte de la realidad, te hacen sentirte mejor que nunca, enganchan y siempre quieres más. UNA PUTA DROGA.


Ais... Disculpen mi lenguaje, damas y caballeros. Estoy frustrada. Con la vida en general, con los buenos momentos que me llevan a desear más de lo que tengo derecho a exigir, con mi propia pereza, que me empuja a quedarme quieta. Y si no me quedase quieta... Creo que en estos últimos años he perdido mucho y he ganado todavía más.

- Mesura- me decía una antigua compañera de clase-. Te falta mesura.

Y ahora que creo que me sobra... Según para qué... Sigo contestando como no debo a quien no debo. Sigo manteniéndome en mis trece cuando sé de sobra que son catorce, sigo con un bloque de hormigón por cabeza... Sigo. Y seguiré.


Señoras y señores, simplemente soy una frustración andante que prefiere olvidarse de sus defectos para centrarse en la fantasía de la irrealidad, en la dulce miel del amor ajeno, que no duele cuando falla y no se disfruta cuando se consigue... La irrealidad de tumbarse en el sofá y disfrutar del calor de una experiencia que jamás será tuya, pero verte en ella e imaginar que podrías ser tú, acariciar la posibilidad de unos brazos que te abracen como a ellas... Y no volver a la ingrata realidad que hace que se esfume la sensación de compañía. Seguir soñando, seguir entre los brazos de una amante ficticia que te sujeta mientras duermes.




Qué malos son los sueños... Siempre obligan a que te despiertes.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Yo sueño cada segundo también, pero nadie lo sabe. Bueno, siempre está aquel que te mira y te intuye. Luego está el que te mira y parece que intuye, pero se equivoca.
Pues me encanta revolcarme en la dulzura que da "..la fantasía de la irrealidad,.."
Una copa en la mano y siempre rodeado de amigos que no saben que realmente no estas allí, sino en tu mundo de fantasía, soñando con otra vida, con otra gente, con otra fantasia.
Soñando con gente como tú, que siempre esta soñando.
Bicos.

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