Es curioso cómo puedes caer del cielo al infierno en tan sólo un instante.

Es curioso cómo puedes levantar el vuelo de nuevo.

Este fin de semana ha sido agotador en todos y cada uno de los sentidos. Y sin embargo no ha sido el típico fin de semana de borrachera en el bar de siempre (gracias por el consejo de que cambie de bar [:D] quizás le haga caso…). He pasado una velada encantadora con gente a la que hacía tiempo que no veía fuera del trabajo, he visto reunidos a casi todos mis mejores amigos, me he encontrado con viejas amistades…

Hubo más, pero últimamente me está gustando bastante eso de ser discreta y guardarme ciertas cosas para mí. (O no, porque a fin de cuentas soy una bocazas, pero no pienso incluir en un diario datos demasiado precisos sobre cosas que no sólo tienen que ver conmigo; a fin de cuentas la exhibicionista soy sólo yo).

Me siento de nuevo animada. Tengo ganas de hacer un millón de cosas, aunque no tenga tiempo ni para la mitad y los pocos minutos de que dispongo acaben en la papelera por entretenerme con cosas que no son importantes… Pero al menos las ganas las tengo… Ya es algo, ¿no?

Hoy llueve. Pero esto no es Santiago. No tengo que sentirme acorde con la ciudad lluviosa. Esta no es mi ciudad, no es mi alma. Desligando esos sentimientos, quizás consiga llegar a ser un poquito más feliz, aunque esa nunca ha sido mi meta…

Comentarios

Ego ha dicho que…
Desde mi humilde punto de vista, te recomiendo Lisboa. Allí llueve de otra manera.
'La finalidad de la conducta humana es la felicidad', dijo un tal San Agustín.
Si él y no yo sale en los exámenes de Selectividad, será por algo.
Ánimo y un (b)eso (sin goteras)

Entradas populares de este blog

Afónica y apaleada

Jogo Duplo (Susana e Catia)

#RetoInspiración día 5 de Jimena Fer