De vuelta

Ya estoy de vuelta en la vida real. Trabajo. No es que ayer durmiese demasiado… Así que estoy un poco… rara. Pero estoy. Ya es más de lo que podía decir hace unos días.

Me hacía falta salir de Santiago. Me estaba ahogando. Curioso que me pase algo así en mi ciudad. ¿O acaso estoy depurando de mi organismo esa ansia por volver siempre al lugar donde nací? No lo descarto. Cada vez me encuentro más cómoda en Coruña. Cada vez encuentro más motivos para quedarme aquí. Cada vez tengo más gente con la que pasar mi tiempo…

A ver… Santiago siempre será… Santiago. Pero hay algo dentro que me impele a salir corriendo y ver el resto del mundo con mis propios ojos. ¿Por qué no empezar por Coruña? Pero para ello, debería dejar de sentirme atada a aquel lugar. Y aunque es cierto que cada vez más cosas me atan aquí, también hay lazos resistentes al otro lado… Amigos, familia, lugares, sentimientos… Y no sé si quiero seguir atada, porque tampoco deseaba volar sin rumbo…


Lo curioso de todo, es que ya no me siento dividida, sino que me siento dos personas distintas. La mujer pasional e irracional que vive en Santiago no es la misma que la cauta y racional filósofa de Coruña. ¿Cómo puede ser? Me siento distinta estando en los dos sitios. Y no es una sensación, sino algo real… Quizás compruebe cuánto de real tiene este fin de semana. A veces creo que sería interesante hacer el cambio y mandar a la filósofa a Santiago y traerse a la emotiva a Coruña… Quizás descubriese que el mundo se puede mirar a través de miles de cristales de colores diferentes… Al mismo tiempo.

Y diréis, ¡ponte a trabajar de una vez y cállate ya! Pero es que me aburro, no tengo nada que hacer hasta que me pueda reunir con las jefas. Así que no, no me callo. O sí, que no tengo mucho más que decir… Ala… Con dios…

Estoy enfadada con el mundo. ¿Por qué? ¡Ah, él sabrá lo que hizo!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
A veces es el entorno el que condiciona nuestro estado de ánimo, la ciudad suele acabar siendo la piel que nos cubre y todo lo que nos rodea nos acaba entrando a través de ella. Siempre habrá una Any de vuelta, en un lugar o en otro.
Saludos

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