Cuenta atrás
El tiempo se ha ido escurriendo como la fina arena de una playa desierta entre mis dedos una fría tarde de verano. ¿Y ahora? Ahora toca coger el timón y salir de puerto, a mar abierto, sin saber qué tormentas me aguardan tras el horizonte plagado de neblinas fantasmagóricas.
¿Quién me iba a decir a mí que las cosas acabarían siendo así? Hace dos años quería irme de aquí. Lo deseaba fervientemente, con toda la fuerza de mi corazón. Actué en consecuencia a ese deseo y acabé por marcharme una temporada, con la idea de no regresar nunca más. Sin embargo, los tropiezos del camino del corazón me hicieron retornar al hogar una vez más. Pero era algo provisional y siempre lo había sabido... Por eso ahora me cuesta tanto aceptar que daría lo que fuera por quedarme, por cambiar las cosas y poder amarrarme a Galicia, a ella, a la vida que tengo ahora mismo, a poder mejorarla dibujando sueños compartidos... Pero no puedo.
Bajo la cabeza y continúo caminando. O eso haré... Mañana. Mañana comienza el camino. Mañana tendré que declararme definitivamente un "pequeño desastre animal" y aceptar que, aunque no quiera, ahora toca pensar en Madrid y en su reloj.
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