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Mostrando entradas de mayo, 2011

Incontrolable

"La vida es un juego y para divertirse hay que jugar". Más tarde, acuné la teoría de que había que vivir la vida como si se tratase de un juego de ordenador en el que pudieses guardar la partida, sin miedo a lo que pueda pasar porque siempre te queda la opción de volver atrás. Ahora, de pronto y contra todas mis teorías pasadas, tengo miedo. Tengo un pánico atroz que me seca la boca y me obliga a respirar con más fuerza. ¿A qué? No tengo ni la más remota idea. El sentimiento me asaltó como una puñalada esta misma tarde, en medio ninguna parte, perdida en la nada... De pronto me asaltaron las ganas de irme a casa, dándome igual las consecuencias que implicarían. Las lágrimas ganaron la partida y rodaron por mis mejillas... Y me costaba tanto respirar y tragar que hasta empecé a asustarme. Sigo queriendo volver a casa. ¿Dónde se supone que es eso? La verdad es que no lo sé. Probablemente la semana pasada no habría dudado al responder. Ahora sólo podía pensar en abrazarme fuer

Halcones en el cielo

Hoy el cielo está plagado de halcones. Vuelan con tanta magestuosidad que es imposible apartar la vista de ellos hasta que la carretera te obliga a perderlos. Y entonces tus ojos caen sobre una marea roja de amapolas que se extiende hacia el horizonte infinito, es tan distinta de las lagunas amarillas de girasoles de hace casi un año que parece que ha pasado una vida entera... Y sin embargo los días no han medido más de 24 horas. La vida no ha crecido más de lo estrictamente necesario. Pronto cumpliré los 26 y simplemente habrá pasado un año más de mi vida. Pero todo ha cambiado. Yo misma, soy diferente, quizás más yo que nunca, quizás nunca dejo de ser yo aunque me sienta un poco extraña conmigo misma... Me reinvento a cada instante, evoluciono, me prendo fuego hasta quedar convertida en cenizas para renacer entre ellas como el fénix que me tatuaré en cuanto dé con el diseño correcto. Hace tiempo que buscaba una meta en mi vida que me llevase más allá de mí misma, que me hiciese cre

Balance

Recuerdo las clases de economía del bachillerato. Nos enseñaron vagamente a realizar balances de cuentas para empresas. Entre lo poco que me contaron, la información que mi mente no retuvo y lo que se ha perdido a lo largo de los últimos años, creo que sólo me queda una ligera idea. Creo que había dos grandes grupos, el "DEBE" y el "HABER". El primero era lo que la empresa todavía no había pagado, las deudas, lo que había ido perdiendo por el camino. La segunda columna era aquello de lo que sí disponía la empresa: el capital tanto monetario como inmobiliario, los cobros, lo que le pertenecía o había ganado durante el ejercicio de ese año. ¿Y si ahora me diese a mí la neura de hacer balance de mi último año? Lo cierto, es que más que un año, más que ocho meses, me parece haber vivido toda una vida. O quizás exagero, quizás sólo he multiplicado el tiempo por tres... Esto se me ha hecho eterno... Apenas recuerdo aquel día en el que subía la cuesta con la maleta a ras

Eclipse

El sol está lejos. Aproximadamente a 552 km de aquí. Unas cuatro horas si decides ignorar 110 razones para no volar... Sin embargo, la oscuridad está cerca. No hay más que cerrar los ojos y la tengo a las puertas. Llama con un bramido aterrador, de esos que convierten en polvo la sangre dentro de mis venas. Intenta invadirme, intenta saquear lo poco que queda de mi cordura. Porque este último año no ha sido demasiado amable con mi salud mental. Ha descosido sin piedad cada remiendo que le había hecho hasta ahora. Y se está resquebrajando por momentos como un cristal traslúcido con un agujero de bala en el centro, de un 9 mm parabelum... A veces creo que el sol no brilla lo suficiente (aunque lo intenta con todas sus fuerzas), o quizás es que las costuras ya se habían deshilachado antes de que pudiese hacer amago de eliminar la tensión que tira de cada esquina de mi cuerpecillo de trapo. No quiero rendirme. No a 400 m de la meta, aunque ni apretando los dientes y permitiendo ganar a

Dolor

Creo que ahora mismo poco hay en mi cuerpo que no duela... En los últimos dos meses he tenido que superar una contractura en las lumbares que se resistía a marcharse, una sobrecarga en uno de los gemelos, otra contractura en los hombros, jaleos, broncas, discusiones, insultos, frustraciones... Sigo intentando hacerlo todo lo mejor posible, quizás ya no tanto sin rumbo fijo, sino con las ideas bien puestas. Pero estoy quemada. Tengo el cuerpo torturado y la mente hecha trizas del esfuerzo que he hecho para llegar hasta aquí. Estoy rota como una muñeca de porcelana que se ha caído al suelo y se ha abierto una fisura que casi nadie puede ver... Por suerte sí hay quien se da cuenta y me ofrece la mano (o más) para tirar de mí y ayudarme a seguir adelante. Ayer no dejé de proferir quejidos en toda la noche. Estaba tan muerta de cansancio y me dolía tanto todo que no pude evitarlo, de hecho ni siquiera fui consciente de ello. A la mañana siguiente me lo explicó mi compañera, porque a ell