Dejando huella
Puedes averiguar muchas cosas por las huellas que van quedando atrás. En el asfalto, la marca de una frenada te informa de si quien la dejó fue o no capaz de evitar un accidente. Pero a veces, las huellas no son suficiente y sólo crean más incertidumbre. Trato de leer las pisadas que van quedando en mi camino para intuir qué me deparará el futuro. Pero eso todavía es más difícil, casi imposible. La vida varía tanto en cuestión de segundos que es ridículo pretender averiguar qué camino tomarán tus pies. Aún así, no puedo dejar de intentarlo. Y volviendo la vista atrás descubro que estoy recorriendo un camino que no había planeado, pero que sí había deseado durante gran parte de mi vida. Mi máxima, lo que me ayudaba siempre a tirar para delante era la idea de estar metiendo vivencias en la mochila, de hacerme con un vagaje. Y ahora, que sentía cada "error", que me dolía cada paso que se alejaba de mis "planes", es cuando más necesito volver a esa idea. No voy a hace