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Mostrando entradas de enero, 2017

Pérdida II

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Había una vez un gatito negro. Un triste y solitario gatito negro que buscaba desesperado la luz de la luna. El gatito tenía unos ojos tiernos y luminosos que encandilaban a cualquiera. De hecho, ¡¡¡encandilaron a un montón de gente!!! El problema era que, como el animalillo seguía caminando, se acababa cruzando por delante de muchas de esas personas. Dicen que cuando un gato negro se cruza hacia la izquierda, es un signo de mala fortuna... El gatito no recuerda cuántas veces puede haberse cruzado con alguien. ¿Cómo podría recordar, entonces, si el cruce fue a izquierda o a derecha? Con algunas personas, recuerda el paso... Claro que lo recuerda. Son las personas que le han marcado, que le han roto, que le han moldeado, que le han querido y odiado, que le han hecho convertirse en la mitad del gatito que es hoy (la otra mitad es sólo mérito o fracaso suyo). Pero no lo consigue... Por mucho que se estruja los sesos, por mucho que exprime el cerebelo, es incapaz de concretar hac

Blue Monday

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Hoy es un día como otro cualquiera. Podría haber pasado mañana. O el viernes. Habría dado igual. ¿Conoces ese momento en el que haces algo tan bien que ya no se te necesita? Creo que si me hubiese ocurrido a mí, no me habría dolido más. Hoy le han dicho a alguien que su trabajo dejará de existir en breve. Se dedicaba a hacer compañía a una señora de la que no estaba muy claro que pudiese valerse por sí misma por un problema en las piernas. Cuando esta persona llegó a la vida de la yaya, esta casi no se movía, no quería salir a pasear, le dolían las piernas... Con tiempo, paciencia, masajes, bromas y cariño, la mujer mayor comenzó a moverse de nuevo. Su ánimo mejoró, comenzó a pasear casi todos los días, bromeaba más todavía. Estaba contenta. Y entonces entran en juego sus maravillosos hijos. Resulta que ese trabajo bien hecho, se paga con la pensión de la abuela, mientras sus hijos deben hacerse cargo del resto de gastos. Demasiado para ellos, al parecer, porque ahora que

Fin de fiestas

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Esta soy yo después de estas fiestas Con el firme convencimiento de mantener mis propósitos de año nuevo intactos, me veo en la obligación de escribir una entrada hoy en el blog. Al menos una por semana y hoy se cumple el plazo. Tengo un millón de ideas para publicar cosillas interesantes, pero todas requieren una preparación que las fiestas no me han permitido, así que tendrán que esperar un poco más de tiempo. Así que hoy, en lugar de ser algo interesante, será una rayada para salir del paso.

El año de Blade Runner

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Año nuevo. Día 1 de enero y salvo por la comida de sobras y por el día de tirada total, diría que sigue siendo un poco más de lo mismo. Al menos, este año he podido comer las uvas, a ver si eso marca una diferencia y cambia algo la fortuna. Si no, espero que lo haga el hecho de que este año, 2017, es el año de Blade Runner (o de "Sueñan los androides con ovejas eléctricas"). Supongo que Philip K. Dick y Ridley Scott lo veían demasiado lejos. Y sin embargo aquí estamos. Llevo muchos años plantándome por estas fechas y proponiéndome miles y miles de cosas que a veces consigo cumplir y otras no. Supongo que se trata de acertar con el nivel de exigencia con uno mismo. Mi nivel, últimamente, ha caído por los suelos. En definitiva, que ya no puedo confiar en mí como hace tiempo. El caso es que tras haber vuelto a las tradiciones, comer las uvas mientras sólo pisas con el pie derecho y brindar con oro en la copa tras las consabidas felicitaciones de año a los presentes, a