Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2011

Balance

A tres horas y media de que termine el año, y por costumbre, me paro un momento a realizar el balance del año anterior. Visto desde aquí, no parece tan terrible como se presentaba hace 366 días. Llegué un 7 de enero a mi destino, con el peso del mundo a mis espaldas, deseando poder acabar de una vez con todo y arrastrándome para no cometer un error que lamentaría el resto de mi vida. ¿Y después? Después no dejé de perder... Fui distanciándome de una relación ya de por sí distanciada, perdiendo a alguien que me importaba muchísimo y que se fue convirtiendo en una carga más pesada de lo que podía aguantar. Así que la dejé resbalar y me quedé completamente sola. O eso me parecía. Pero irónicamente, mientras sólo era capaz de ver todo lo malo que me iba pasando, me fui rodeando de gente maravillosa. Gente, muchísima gente que está ahí siempre que yo lo necesito o requiero... También encontré a alguien que me dio la vida en aquel lugar, alguien que me entendía, que podía darme las charlas

Una mirada

Imagen
A veces, lo único que necesito es una mirada de miel, dulce y cálida, que me aporte una nueva perspectiva donde ya había dejado de observar, donde había perdido totalmente el blanco que rodea a la negrura que hay quien dice que son mis iris. Las pupilas se contraen y se dilatan, con la frecuencia cardíaca que persigue a la jadeante respiración que me ahoga. Y ya no sé... Sigo sin saber, vuelvo a no entender... Porque la vida, a fin de cuentas, a veces parece simplemente un círculo vicioso lleno de baches y obstáculos que se dedican a hacerte tropezar, caer, rodar colina abajo y dar con los huesos en algún inapropiado montón de piedras que parece que el destino ha situado justo ahí para destrozarte la maltrecha espalda... Pero da igual, siempre da igual. Vuelvo a levantarme, camino, camino, camino... Porque no me queda más remedio. Pararse es impensable. Y no hay una tercera opción, no, no la hay... Así que doy un paso tras otro, ignorando a veces la dirección, simplemente por mantener

Nada particular...

Imagen
El frío huele a madera quemada. Es igual que la lluvia, que huele a tierra húmeda... Al menos, son los olores que tienen para mí después de estos pocos años que llevo dando vueltas por el mundo. Hoy he salido fuera y me he impregnado del aroma, quizás buscando un atisbo de regusto a vainilla... Tengo una sensación extraña en el pecho. Extraña... Quizás no lo sea tanto, porque podría llegar a reconocerla buceando más en mi memoria, algo que últimamente no me está gustando demasiado hacer. Curioso, porque creo que siempre he sido una persona inevitablemente atada al pasado, quizás por el miedo a que el futuro se me escapase de las manos. Y ahora que es cuando más incierto veo el camino ante mí, es cuando prefiero centrar mis ojos en el camino y seguir hacia adelante sin pensar demasiado en todo lo que he ido dejando tras de mí. La sensación, extraña pero reconocible, es como un augurio... Siento que algo está a punto de pasar. Siento que se avecina algo... Y no tengo una sensación dema